lunes, 25 de abril de 2011

CINCO MIRADAS (6)

LA MIRADA DE PEDRO —Simón, al que Jesús le dio el nombre de Pedro, era pescador de profesión. Abandonó su casa y siguió a Jesús a pesar de sus dudas. Éste fijó sus ojos en el galileo para que tomase las riendas del grupo, una vez él no estuviera en la tierra. Todos podemos recordar el pasaje de la Santa Cena, en la que se niega a que Jesús lave sus pies. Y como reacciona, cuando el Maestro le dice que si no le lava no será seguidor suyo. ¡Señor, no sólo los pies sino el cuerpo entero!
No entendió muchas veces el mensaje, y hasta renegó en los momentos de la Pasión por miedo. Sin embargo, reconoció su culpa y la lloró amargamente. A pesar de todo ello, fue fiel al Maestro y predicó su Palabra. Se trasladó a Roma donde le hicieron prisionero. Escapó de la cárcel milagrosamente, y durante su huida se encontró con el Señor. ¿Quo Vadis? preguntó. La respuesta que recibió le condujo de nuevo a Roma, dónde sería prendido y muerto en la cruz.

CONCLUSIONES
En estas miradas falta la nuestra, la de un hombre o mujer del siglo XXI. Dejando aparte las creencias de cada uno, el modelo de vida que Jesús nos ofrece, y que nos presentan los Evangelios, existe en nuestros tiempos. Hay numerosas personas religiosas y laicas, que abandonan todo para irse a lugares lejanos. Allí emprenden una vida de ayuda a los demás, sin importarles los sinsabores de no tener nada, e inclusive poniendo su vida en peligro.
Sólo cabe preguntarnos, si entendemos el mensaje más allá de la cruz, o nos quedamos con la imagen de dolor que supone la crucifixión.
Jesús murió, pero no debemos olvidar que también resucitó.
¡Buena Pascua a todos! Aleluya



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