viernes, 10 de junio de 2011

VOLVER A LA VIDA

Un transeúnte camino de su trabajo, observó como un hombre desde la parte más elevada del edificio, trataba de poner fin a su vida.  El hecho de pararse para mirar fijamente hacia arriba, hizo que otros viandantes que pasaban por el lugar, detuviesen sus pasos.
Pronto, todos comenzaron a preguntarse, los motivos que impulsaban a aquel ser, a intentar lanzarse al vacío desde la parte superior del edificio.
Después de tres dolorosos días, desde que descubriese la infidelidad de Laura en su propio tálamo, Danton había intentado huir de aquellas imágenes, sin conseguirlo. Su cerebro bloqueado y angustiado, no le permitía encontrar esperanza alguna a su traicionada vida.
Al amanecer, había subido al terrado para lanzarse al vacío. Sin embargo, una fuerte tiritona en sus piernas, sólo le había permitido acercarse al borde, donde se encontraba paralizado.
Miró hacia abajo y percibió una multitud expectante, mientras, que las sirenas de los bomberos y policía tronaban por el espacio. Debía tomar fuerzas para hacerlo y cerró los ojos.
En ese momento notó, cómo una fuerza externa lo lanzaba al vacío. Sin embargo, su descenso se producía de una manera pausada, como una pluma cuando cae desde lo alto.
En su caída por la fachada, fue viendo a través de las ventanas de los diferentes pisos del edificio, la vida de sus vecinos en su parte más íntima. Apreció una inmensa cantidad de dramas familiares. Algunos vecinos como los del décimo, ahogaban sus penas en las botellas de licor desparramadas por la habitación. La viuda del noveno, mantenía relaciones incestuosas con su hijo de quince años. En el octavo, la infidelidad la cometía el hombre.
Al pasar por el séptimo, percibió algo de alegría contenida. Allí vivía un matrimonio mayor. Él se desvivía por atender a su mujer, que sufría un ataque de apoplejía. Continuó su paseo por el espacio hacia el pavimento.
En el sexto y en el quinto, hoy no había nadie. En el cuarto, una joven prostituta acaba su faena con un cliente. En el tercero, una mujer separada despertaba a sus hijos para ir al colegio. Pero, lo hacía feliz y con cariño.
Ya no quiso ver más. Estaba a punto para aplastar su cuerpo contra el asfalto. Sin embargo, en su planear por el espacio, se percató de que todos los dramas que había visto, no habían llegado nunca, hasta la escalera común de los vecinos.
Se dio cuenta, de que su problema formaba parte de la vida. Cada uno en sus circunstancias, tenía un drama al que sólo en momentos determinados, asomaba la luz de la felicidad.
Al ver que tardaba en tocar el pavimento, abrió los ojos y sorprendido, se encontró todavía acurrucado en el terrado, mientras, que por la puerta de acceso al mismo, entraban los bomberos y la policía.
Lo visto le hizo cambiar la perspectiva de la vida. Aquella vida que pretendía abandonar, si valía la pena vivirla. 


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