De
todos es conocido, que el agua es un elemento que está compuesto por dos
moléculas de hidrógeno y una de oxígeno, y que resulta indispensable para la
mayoría de las formas de vida que conoce el hombre, incluida la propia humana. Tanto
es así, que constituye los dos tercios de la composición del propio cuerpo
humano.
Necesaria
y escasa a la vez, afecta a todas las facetas de nuestra existencia. Para el
cultivo en la agricultura, contra el fuego, en la elaboración de los alimentos,
sistemas energéticos, procesos industriales, navegación, transporte etc…
Ante
la existencia de numerosos temas en los que el agua es el principal actor, he
limitado esta reflexión a la relación del
AGUA con la religión, la filosofía y la literatura, donde veremos el alcance
que tiene este elemento en el desarrollo de estos tres apartados de manera
escueta.
I) EL AGUA Y LA RELIGIÓN —El primer aspecto a tener en
cuenta de este elemento, es que el agua es contemplada por casi todas ellas, como
un elemento purificador. Así algunas doctrinas religiosas incorporan el ritual
de lavado o abluciones. Entre ellas: el cristianismo, el hinduismo, el islam y
el judaísmo. También lo incorpora el movimiento rastafari.
EL CRISTIANISMO —-En esta religión el agua se
utiliza como ritual de iniciación a través del bautismo. El mismo puede ser por
inmersión total o parcial o unas gotas sobre la cabeza.
Las
Sagradas Escrituras nos relatan el bautismo de Jesús en el Jordán. Con este
gesto Jesús inicia su tiempo de predicación y el cristiano asume al ser
bautizado (a través de los padrinos que lo representan) la búsqueda de un
camino hacia la perfección.
El
agua es el símbolo liberador de la opresión que sufrimos, por la separación de
nuestro Creador a causa del pecado. También como “el agua viva” que describió
Jesús, es decir vida eterna.
EL HINDUISMO —Para los seguidores de esta
religión, el agua posee poderes de purificación espiritual. Para ello el hindú
debe lavarse cada mañana de manera obligatoria. Cerca de los templos se
encuentran las fuentes con agua donde los seguidores deberán bañarse antes de
entrar en el templo.
La
mayoría de los lugares de peregrinación suelen estar en las orillas de uno o
dos ríos. Siete ríos son sagrados de entre los que destaca el río Ganges.
EL ISLAMISMO —En el Islam el agua es
importante para la limpieza y purificación. Éste elemento es un regalo de Dios,
por lo que según sus creencias, no se debería comerciar con ella.
Está
prohibida la monopolización, derrame y contaminación del agua, como un concepto
de gestión ambiental. En el Islam existen tres clases de abluciones. La más
importante concierne al cuerpo entero. Obligatorias después de realizar el acto
de amor, antes de la oración del viernes y antes de tomar el Corán para su
lectura.
JUDAÍSMO —Para los judíos, el agua
desempeña un papel importante en las prácticas purificadoras de la comunidad
judía. Su fin es mantener un estado de pureza ritual.
Existe
la obligatoriedad de lavarse las manos antes y después de las comidas. El baño
ritual o Mikvech, si bien hoy día se usa menos, sigue siendo obligatorio para
los iniciados. Los hombres lo practican los viernes y antes de las fiestas. Las
mujeres por su parte antes del matrimonio, después del parto y al final de las
menstruaciones.
EL BUDISMO — Hemos dejado en último lugar
esta religión. En ella están ausentes los ritos ya que el fin de la religión
budista es el despertar espiritual mediante la meditación y la sabiduría.
El
agua se emplea en el marco de los funerales budistas. Éste se vierte hasta
desbordar un recipiente situado entre los monjes y el cuerpo del difunto.
También
se emplea el agua en las ofrendas. La costumbre es situar siete u ocho cuencos
con agua que representas de izquierda a derecha; agua para tomar, para lavarse
los pies, flores, incienso, luz, perfume, comida y música.
EL TAOISMO —Aunque hoy día está considera
religión, el Taoísmo era en principio un sistema filosófico de vida, que partía
del concepto de unidad absoluta y al mismo tiempo mutable, denominado Tao. Más
tarde se convierte en religión al mezclarse con elementos del confucianismo, el
budismo y la religión folclórica.
El
agua en esta filosofía religiosa no tiene tampoco ningún ascendente.
2) EL AGUA Y LA LITERATURA —El agua es ante todo fuente de
vida, medio de purificación y de regeneración como hemos visto. Si en nuestros
textos sagrados se afirma que “En el principio era el Verbo” en los textos
sagrados hindúes sostienen que “En el principio todo era agua”
La
narrativa y la poesía de todos los tiempos, está plagada de ejemplos en los que
el agua, es el marco, escenario o protagonista de la obra. Con el fin de
ajustarnos al espacio y tiempo de la reflexión, citaré algunos de los que a mi
juicio son más conocidos.
Así,
Federico García Lorca ha ofrecido a
varias generaciones su poesía de la casada infiel, donde un hombre se la llevó
al río “creyendo que era mocita, pero tenía marido”.
En
“El amor en los tiempos del cólera” García Márquez nos ofrece la visión de dos
personas que sobrepasan los sesenta años, embarcándose por el río Magdalena,
que para librarse de testigos y
permanecer a solas en el barco, enarbolan la bandera amarilla del cólera.
En
“El Jarama” de Sánchez Ferlosio, nos relata la historia de un grupo de jóvenes
madrileños, que van a pasar un día de campo durante un caluroso domingo. El
escenario, Puente Viveros a orillas del río Jarama. El suceso trágico que
ocurre, lleva a su autor a reforzar la tesis de la precariedad de la vida
humana y la naturaleza inmutable del río.
Argueda
en “Ríos profundos” ofrece por un lado el motivo del viaje de su protagonista
(Ernesto) y por otro lado el tránsito de la infancia a la edad adulta.
3) EL AGUA EN LA FILOSOFÍA —Al igual que en la literatura,
el agua es considerada por los filósofos antiguos, como fuente de vida.
EN
OCCIDENTE —Tales de Mileto considerado como uno de los siete sabios griegos ya
nos da una muestra al señalar, que el agua era la sustancia básica del que están
hechas todas las cosas. El Arjé del Cosmos, en donde todo está conformado por este
elemento. Se constituye en vapor, es aire, nubes y éter y sobre todo que la
tierra flota en ella.
Algunas
de sus enseñanzas traducidas a un lenguaje más comprensible nos dirán que: “El
agua no es la causa de la Naturaleza, sino la Naturaleza misma. Es considerada
la raíz de su propia espontaneidad.
Empédocles,
un filósofo de la antigua Grecia, sostenía la hipótesis de que el agua formaba
parte de los elementos básicos, junto al fuego, la tierra y el aire. Estos
cuatro elementos son increados e indestructibles. De la mezcla de todos ellos
surgen todas las cosas, de manera que nada se crea ni muere, sino que sólo se
unen o separan.
Según
la teoría de los cuatro humores, el cuerpo humano está compuesto de cuatro
sustancias básicas llamadas humores (líquidos), cuyo equilibrio indican el
estado de la salud de las personas. Éstos fueron identificados como: bilis
negra, bilis, flema y sangre.
EN
ORIENTE —En la filosofía tradicional china, el agua es uno de los cinco
elementos, junto a la tierra, el fuego, la madera y el metal. Se la asocia con
el planeta mercurio, al norte, al invierno, al color negro (que representa a
las inundaciones) y se la considera que gobierna sobre los riñones.
En
el Taoísmo el agua simboliza la inteligencia y sabiduría, si bien la abundancia
puede representar el apego a las cosas.
Tras
lo expuesto, no queda duda alguna de su necesidad, ya que forma parte de
nuestra naturaleza, de nuestras religiones y de la cultura con la que
alimentamos nuestro espíritu.
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