sábado, 22 de enero de 2011

DE SANTONES Y PLAÑIDERAS

Cuando un duende maligno penetra en una casa, la desgracia se ceba sobre ella; surgen las enfermedades, muertes, accidentes… En definitiva, todo tipo de daños y penas. En algunas partes del mundo, es en esos momentos cuando suelen aparecer los santones y las plañideras.

Los primeros, son portadores de todo tipo de amuletos y artilugios contra los espíritus malignos. Luego, con ramas de romero a modo de hisopo, fumigarán las habitaciones, con la pretensión de ahuyentar el mal. La señal de la cruz y el rezo de mil oraciones, ante otros tantos altares iluminados con velas que hay por doquier, deberían conseguir espantar los maleficios.

Las plañideras serán las encargadas de dejar constancia pública del duelo de los familiares. De manera variada, ofrecerán sus lamentos, lloros incluso en forma de gritos estentóreos, para mostrar la pena que invade a aquella familia.
En su continua forma de mostrar el dolor, en ocasiones hasta se darán golpes en el pecho (que en algunos casos dejarán al descubierto) o echándose tierra sobre la cara, cabeza y cuerpo, tratando de ocultar la presumible belleza externa.
Poco después, un ruido intenso permitirá ver un diablo rojo, que con el rabo sucio, sale corriendo en busca de su estercolero. Ahuyentado por lo hechizos, no se sabe a ciencia cierta donde irá, y si en ese correr para esconderse, tomará el cuerpo de un cerdo o de un buitre.


viernes, 21 de enero de 2011

EL CAMPOSANTO

En nuestro caminar por la antigua carretera, solemos encontrar en ambas riberas del camino, erguidos cipreses cuyas cortas y finas ramas, apuntan permanentemente hacia el cielo. Allá, en la lejanía, se intuyen los blancos muros del camposanto del Carmen.

Según cuentan los más ancianos, al atardecer de la víspera de difuntos, cuando las campanas todavía ofrecían su triste concierto, habían sido vistas  unas fugaces sombras, escondiéndose detrás de sus tapias.

Unos decían, que eran los habitantes del aquel lugar saliendo de sus tumbas, cual fantasmas cabalgando sobre sus sombras. Venían de la lejanía de otros mundos, en busca de oscuras venganzas. Otros por el contrario, que solo recortaban el muro del cementerio, para darse un breve paseo, y así acortar el tiempo de espera, en su camino a  la eternidad.

Es un lugar extraño para los vivos, pero hemos de recordar que sin duda alguna, también a nosotros nos llegará el tiempo, en que nuestros cuerpos reposarán en este albergue temporal.

El recinto es extenso y goza de un aire limpio y transparente, al que acompaña un ambiente sereno y tranquilo, sólo alterado durante el día, por los sollozos de los familiares y amigos, en el duro momento de la despedida.

sábado, 8 de enero de 2011

LUCES DE COLORES

Desde principios del mes de noviembre, las calles de nuestras ciudades y pueblos se llenan de luces de diferentes colores y formas, avisándonos de la proximidad de las fiestas navideñas.
Por un pequeño espacio de tiempo, nos vemos de manera diferente. Estamos dispuestos y nos llenamos de buenas intenciones, y hasta llegamos a ser un poco más generosos.
Es verdad que lo que se celebra, aunque algunos lo hayan olvidado, es la llegada de un ser humano (revestido de un poder divino) que cambió la concepción del mundo.
Dejando a parte las creencias de cada uno, ese niño en un portal destartalado y casi desnudo, encarna al ser humano que siempre está desvalido ante la vida y la muerte, incluso para aquellos que más tienen.
Por unos momentos, la Estrella que iluminó el camino de los Magos hasta el Portal, da luz al interior de nuestros corazones, mientras nos acompaña en busca de nuestro mejor yo. Sin embargo, acabadas las fiestas las luces se apagan, y los colores de la vida vuelven a ser el gris y negro que lucen generalmente nuestros días.
Sólo unos cuantos que reúnen en sí la esperanza, gozan de un azul resplandeciente.
Los propósitos fijados en la noche de Fin de Año, de mejora en lo personal, familiar, etc. sucumben una vez se ha deshojado las primeras horas del nuevo año.
Los problemas nos agobian, las malas caras, los celos, las hipotecas, el paro, etc. Todo ello se viste de conflicto, al no poder vivir nuestro permanente sueño de ser felices.
Felicidad que muchos tienen al alcance de la mano, y sin embargo, no saben disfrutar. Porque ¿qué se necesita para ser feliz?
Se es feliz, cuando tiendes la mano a aquella persona que está necesitada del calor de la amistad. Cuando sea la hora que sea, eres capaz de escuchar sus cuitas y le aconsejas desde el corazón como si fueras tú mismo.
Se es feliz, cuando en cada nuevo amanecer agradeces al Creador la hermosura del nuevo día. Más, si ese día es para poder aportar tu esfuerzo en favor de los demás.
Si no buscas el poseer nada más que lo necesario, para tu día a día. Si en cada relación amorosa, de amistad, de compañerismo, pones de tu parte lo mejor de ti mismo, para hacer que el otro se sienta lleno.
Si no haces caso de aquellos que te ofrecen una “felicidad fácil”, suelen ser personas que no te quieren bien. Sus consejos pueden ser destructivos para ti.   
Existe una larga lista de aspectos que nos pueden dar la felicidad. Se trata de buscar en nuestro interior, que cosas nos hacen sentirnos contentos de ser como somos.
Desde esta página, os deseo a tod@s un ¡Feliz 2011!