Matilde, al llegar al hotel, se sorprendió de encontrar a Eloy esperándola. Después de muchos años de separación, volvieron a pasear por el parque donde había nacido su amor. Al atardecer, buscaron un banco en la penumbra, y se contaron a grandes rasgos sus vidas.
La ausencia no había hecho disminuir en cada uno de ellos, el amor irrefrenable que subyacía en sus corazones.
Su historia era muy normal: Matilde abandonó Valladolid, cuando a su padre le destinaron a otra ciudad. Enamorada como estaba, lloró todas las noches de su vida, hasta que las lágrimas se agotaron.
Ahora, ya no habría nada que impidiera sus manifestaciones de amor. Al abrazarse, notaron el batear de sus corazones. Matilde creyó que llegaba el momento de entregarse a Eloy.
…
Pero, los fuertes golpes en la puerta de su habitación, la sacaron del bello sueño que gozaba.
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