viernes, 15 de abril de 2011

EL CALZADO EN LA VIDA DEL HOMBRE

Introducción —En los albores de la humanidad, hará aproximadamente unos quince mil años (o tal vez más), las circunstancias ambientales de frío y hielo, causaban grandes problemas y dificultades a los cavernícolas.
Uno de ellos, en una demostración de su capacidad por inventar, quiso proteger sus pies del hielo que los hería, y que casi le impedía pisar y caminar.
Aquel ser, se puso a buscar una solución a un problema crucial que tenía. Para ello, decidió usar la piel de un animal muerto. Así, que envolvió sus pies en ella, y con una especie de cordel la sujetó a sus pies, con el fin de que no se moviera.
Con semejante artilugio en sus extremidades inferiores, comprobó obtenía protección y comodidad. Así, que salió a la intemperie sin importarle para nada el frío ni la dureza del terreno. Había nacido un nuevo concepto: el calzado.
Este hecho aislado, fue el principio de una historia que dio lugar al crecimiento de una industria, a pesar de que todavía hoy, no todos los seres humanos pueden disfrutar del beneficio, de llevar los pies cubiertos.

EL ZAPATO EN LA HISTORIA —Pronto, este nuevo objeto, (que hoy conocemos como zapato) dio motivos a los que les gusta distinguirse de los demás, para ofrecer la creación de nuevos modelos, consiguiendo así, una gran variedad dentro de la misma época.
Como testimonio físico del calzado más antiguo, tenemos unas sandalias confeccionadas a base de paja trenzada, papiro o en fibra de hoja de palmera, procedentes del antiguo Egipto.
Se sabe, que apenas los nobles de la época poseían sandalias. Incluso que el faraón Tutancamon, usaba como calzados, sandalias y zapatos de cuero más sencillo (a pesar de los adornos de oro).
En Mesopotamia, eran comunes los zapatos de cuero crudo, amarrados a los pies por tiras del mismo material. Los coturnos eran símbolo de la alta posición social.
Los griegos llegaron a lanzar la moda de diferentes modelos, según fuera para el pie izquierdo o derecho.
En Roma, sus soldados no llevaban zapatos ni ningún tipo de calzado específico, que estuviese de acuerdo con el entrenamiento y la fuerza que desarrollaban. Cuando las celebraciones en el circo alcanzaron la socialización del pueblo, utilizaban una plantilla de piel y cuero bruto, para correr y desplazase por la arena del coso. Con el tiempo, los zapatos amarrados a las piernas por tiras de cuero, se convirtieron en pieza clave de los trajes romanos.
Sin embargo, había diferencias entre las clases sociales altas: los cónsules usaban zapatos blancos, mientras, que en los senadores su color era el marrón. Iban prendidos a los pies, por cuatro cintas de cuero negro, atadas con dos nudos.
El calzado tradicional de las legiones, eran botines que descubrían los dedos.
Así fue hasta finales del siglo IV. Con la llegada de los bárbaros, estos acabarían desplazando la sandalia, que era el calzado principal, por uno más rudo confeccionado por pieles de animales.
Un salto en el tiempo nos llevará al siglo VII, introduciéndonos en la sociedad carolingia. Estos sociedad optó, por un tipo de polainas que dejaban los dedos al aire.
En la Edad Media, tanto los hombres como las mujeres usaban zapatos de cuero abiertos, que tenían semejanza con las zapatillas. El material más corriente era de la piel de vaca, pero cuando se requería de una calidad, las botas eran de piel de cabra.
El Rey Eduardo (1271-1307) fue el precursor de los patrones y la numeración, lo que uniformó las medidas.
Los primeros zapatos usados en Europa, se vieron en las cortes francesas, durante los siglos XIII y XIV. Mientras, que en los posteriores siglos XVI y XVII el calzado era ancho y plano, lo que no era muy adecuado para caminar.
La primera referencia conocida que tenemos de manufacturación, fue en Inglaterra, cuando Thomas Penddlton proyectó 4000 pares de zapatos y seiscientos de botas para el ejército.
Los movimientos militares de la época, aceleraron de manera sustancial la demanda de botas y zapatos. Hacia la mitad del siglo XIX, dará comienzo la aparición de las primeras máquinas para la industria auxiliar de la confección, sin embargo, es la máquina de costura la que pasó a ser más accesible.
Es a partir de la cuarta década del siglo XX, cuando se producen los cambios más importantes en la industria del calzado. Ejemplo: Cambio de cueros por gomas y también materiales sintéticos, principalmente en calzado infantil y femenino.

EL ZAPATO FEMENINO —Según las antiguas tradiciones chinas, los pies pequeños se corresponden con los de una princesa. Pero la necesidad convierte al zapato femenino en un elemento común. Así, tanto princesas como plebeyas, buscan en él la esencia que dé realce y belleza, o no, a un traje. 
A finales del siglo XVI y principios del XVII aparece el tacón. Cuentan, que la razón práctica de su aparición fue debida, a que afirmaba a los estribos las botas de montar.
Sin embargo, esta razón práctica cayó en desuso, y el tacón fue incorporado al calzado femenino como elemento puramente estético. Variando las formas con diferentes alturas, este se ha mantenido hasta nuestros días.
Con la llegada de la Revolución Francesa, esta pretende acabar con todos los símbolos de que gozaba la aristocracia durante el ancién regime: los zapatos vuelven a ser simple y uniformes.
Durante el reinado de Luis Felipe II, se implantó en los trajes femeninos, la moda de realzar el busto. Esto permitió la vuelta de los tacones al vestuario de la mujer. Mientras, los hombres optaban por la simplicidad. Tomaron como uso común la botina, que duraría aproximadamente un siglo.
Hoy día, el zapato femenino, sigue siendo una parte esencial e importante del vestuario de la mujer. Aunque tiende, detrás de una serie de tópicos que afectan a su uso, a implantar otros modelos más deportivos.
Los zapatos femeninos pueden clasificarse en tres categorías, en función del tipo de tacón.
Los zapatos planos: son el tipo más utilizado para el sport y para el trabajo. Combina con ropa informal o de sport, y en algunos casos, con algún tipo de ropa laboral.
Los de medio tacón: suelen ser los más utilizados para el trabajo o la rutina diaria. Habitualmente se combinan con ropa de traje y chaqueta, además de cualquier otro conjunto de ropa casual. Son zapatos de día y noche.
Los zapatos de tacón alto: son zapatos de vestir, y suelen ser para la noche. Permiten lucir un vestuario más elegante o de etiqueta. Hacen a la mujer más alta, la pierna más esbelta y la figura más delgada. Aporta un toque de elegancia.
Sin embargo, no debemos olvidad que cuanta más altura tenga el tacón, más serán las dificultades e inconvenientes a los que se enfrente la mujer: incomodidad y posibles problemas de espalda y articulaciones.
El calzado es un complemento de relevancia, y existen estudios sociológicos, que demuestran que muchas personas lo primero que mirarán de los otros, será el calzado. Lo que significa lo importante que es causar buena impresión.
Según estudios recientes, indican que el 80% de las mujeres dan preferencia a los zapatos frente a otras prendas de vestir o complementos.

CONCLUSIONES —En este breve repaso por las páginas de la historia del zapato, hemos podido ver la evolución del mismo, no sólo en cuanto a modelos y formas, sino también, en actitudes del ser humano frente a la forma de usarlo.
Sigue siendo un elemento indispensable en el vestir de la mujer, que da realce a su vestimenta, sea esta de trabajo o de fiesta. Es verdad, que surgen voces de profesionales de la medicina, para que el tacón no sea tan elevado, con el fin de evitar lesiones de columna por la posición forzada del pie.
Sin embargo, debe ser la mujer la que en cada caso, y la situación con la que se enfrente, la que ponga límite a la altura que quiere asumir, siempre, con la responsabilidad necesaria, para no pagar en el futuro unas consecuencias no deseables.
Ni que decir que este breve trabajo deja sin mencionar, modelos concretos como el mocasín, la babucha, chinelas, etc. Todos ellos tendrán como objetivo, dar al ser humano la protección de sus pies, ya que estos son la fuerza de su movimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario