La suerte de tener muchos amigos, es que de vez en cuando, te cuentan historias o leyendas, algunas de ellas llenas de verdades como un templo.
La que hoy voy a contar no es menor.
Dicen que un joven, en un momento de extraña locura, mató a su madre y le extrajo el corazón con sus manos. Luego, arrancó a correr enloquecido por un camino, sin saber a ciencia cierta lo que hacía. De pronto, una rama en su ruta, le hizo tropezar y caer de bruces en el suelo pedregoso.
De inmediato se oyó la voz de su madre que le decía:
—Hijo ¿te has hecho daño?
¿Quién puede poner en duda que el amor de una madre es eterno? Este comienza desde el mismo momento de la concepción, hasta inclusive más allá de su vida.
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