Hola a todos.
Se han acabado para la mayoría, las vacaciones de este año. Después de unos días para adaptarse nuevamente a la rutina, los más afortunados hemos vuelto al trabajo.
En el camino quedan, parados, enfermos y ancianos, que no pueden repetir esta rutina. Para algunos, este hecho supone una desesperanza, y esta es una fuerza, que a veces trastoca todo nuestro ser.
Al enfermo, desearle de corazón se cure y que la medicina pueda mitigar al máximo su dolor. Eso sí, debe poner de su parte, fe en la recuperación, porque a veces la esperanza, ayuda a superar los momentos de tristeza.
Al parado, es difícil darle una receta, puesto que la mayor parte de hombres y mujeres que lo sufren, tienen obligaciones, y ven como no las pueden satisfacer. Sin embargo, sin una actitud positiva, el túnel se hace a veces más negro.
Al anciano, desearle que goce del placer que supone, el regalo de un nuevo día. Si las fuerzas se lo permiten, sea también un regalo para los nietos. Ellos le darán parte del vigor que la edad le vaya quitando.
Al resto, que disfruten de su suerte, teniendo presente que no deben derrochar, ya que ese acto, puede ofender a aquellos que amargamente no tienen lo necesario.
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