¿Qué futuro nos espera?
Los asistentes habituales a las ceremonias dominicales, bodas bautizos, etc. comprueban como el número de feligreses que acuden a estas celebraciones, va decreciendo de forma progresiva. (Me estoy refiriendo única y exclusivamente, a la religión católica y en España), pues desconozco cual es la situación de las otras religiones y países.
Para mí dos son las causas principales de este abandono:
- Vivimos en una sociedad materialista y nihilista. El individuo quiere gozar sin mesura de esta vida, y ya no cree en la existencia de un infierno. Sus nuevos dioses son el sexo, el dinero y el poder.
- El mensaje de los inicios de la religión, no ha sufrido adaptación a la nueva cultura de la gente. El conocimiento de la ciencia, la escritura y la investigación, están dando una visión más amplia a los individuos sobre su religión; pero este mayor conocimiento la mayoría de las veces choca con el mensaje, que desde siempre se ha recibido.
Las consecuencias inmediatas
Surge la duda entre los fieles, de si el mensaje es el correcto o está manipulado. Lo que no favorece ni ayuda en nada. El ambiente de relajación moral y social, no fomenta la llegada de nuevos ministros. Rejuvenecer los mensajeros, sería una manera de que el mensaje fuera llenándose de aspectos, más positivos.
Un ejemplo: No es lo mismo hablar del Dios del Antiguo Testamento, que del Dios – Padre, del que Jesús nos habla en los evangelios.
Ya hemos comentado la disminución del número de feligreses, y nos queda referirnos a que como consecuencia de lo anterior y el envejecimiento de los asistentes, disminuye la captación de los recursos económicos, que con el tiempo, harán inviables la existencia de algunos centros religiosos.
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